Las leyes antitabaco quiebran viejos ritos


(BLOOMBERG) Ahmed Hassan afirma que uno tendría que estar loco para visitar las guaridas ilegales que operan en los sótanos de algunos cafés en la Edgware Road de Londres. Las leyes antitabaco del Reino Unido le han robado al "Pequeño Cairo’’ de Londres su estrella: la shisha.
"No hay aire fresco, el sitio está lleno de humo", confesó Hassan, de 27 años, reclutador para empresas financieras londinenses que hace negocios en el Oriente Medio.
La pipa de agua, también conocida como hookah o narguile, se fuma en todo el Oriente Medio, y su destierro ha hecho peligrar la vida nocturna del vecindario, que floreció con los habitantes de origen árabe y persa, para quienes fumar shisha es un importante ritual social.
Antes de que entrara en vigor la ley antitabaco en julio último, había 66 cafés en Edgware Road que ofrecían shisha. Desde entonces, diez han cerrado y otros apenas sobreviven.
"Edgware Road era el lugar para fumar shisha", señaló Canzy El-Gohary, de 22 años. "Siempre había actividad. Ahora el lugar está muerto".
Los árabes empezaron a mudarse a Edgware Road a fines del siglo XIX cuando Gran Bretaña expandió el comercio con el Oriente Medio.
Actualmente, unos dos tercios de los restaurantes y tiendas del área están dirigidos a atender los gustos del Medio Oriente y el único bar, Old English Gentleman, vende shishas. El idioma materno de más de 60 por ciento de los habitantes en el condado de Westminster no es el inglés: el árabe, el persa y el kurdo son algunos de los 10 idiomas más comunes.
¿El origen del problema?
Inglaterra prohibió fumar en espacios públicos el 1 de julio del año pasado. Los legisladores rechazaron las exenciones para los establecimientos para fumadores, lo que condujo al cierre de los bares de puros y cambió las reglas de los clubes privados.
Los establecimientos que infrinjan la ley enfrentan una multa de 2,500 libras (US$ 5,000).
Todavía se puede fumar shisha en exteriores, pero el mal tiempo y la cantidad limitada de asientos han ahuyentado a los turistas y locales que visitan Edgware Road, una calle de poco menos de un kilómetro conocida como el "Pequeño Cairo" de Londres. Aunque algunos cafés tienen salones subterráneos para fumar shisha, estos recintos ilegales no ofrecen el mismo ambiente social.
Mohamed Bakr, gerente de Shishawy, el mayor café de shisha en Edgware Road, indicó que quizá sea tiempo de regresar a Egipto. "Estoy quebrando", señaló Bakr, de 29 años.
En China todo es humo
Lo curioso es que la lucha antitabaco sepulta las más milenarias costumbres en muchas partes del mundo, sin embargo en China parece que todo es un buen negocio.
La industria del tabaco de China generó el año pasado 53,500 millones de dólares en impuestos y ganancias, 25% más anualmente, anunció la Administración Estatal del Monopolio del Tabaco (STMA en inglés). La cifra evidencia que la lucha contra el cigarro, adicción abrazada con el cáncer todavía necesita de mayores y más enérgicas medidas.
Basta saber que por cálculo, los impuestos y las ganancias de la industria del tabaco representan alrededor del 8% de los ingresos fiscales del país.
Y para pensar aún más una nueva batería de cifras: China, el país productor y consumidor de tabaco más grande del mundo, representa más de una tercera parte del total global en ambos aspectos. Cuenta con más de 350 millones de fumadores, de entre los cuales 50 millones son adolescentes.

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