El enfrentamiento entre tecnología y naturaleza

(BLOOMBERG) Montferrer, un pueblo en los Pirineos franceses rodeado por escarpados acantilados y valles con ríos, no es un lugar para que Electricite de France S.A. erija gigantes torres de acero para una red eléctrica paneuropea, dice Rene Pastor.
"No soy una persona violenta, pero si tuviera que ir y derribar las torres de alta tensión, lo haría", afirma Pastor, de 58 años, trabajador jubilado del servicio postal. "La belleza natural de este valle es todo lo que tenemos. Destruirlo sería catastrófico".
En esta preciosa zona francesa, que colinda con España, algunos no piensan en la novela que protagoniza Nicolás Sarkozy y Carla Bruni, hay temas que mantienen pendiente su mirada, en la súbita metamorfosis que podría sufrir el paisaje.
Tal es la oposición en los Pirineos, que ya se ha logrado bloquear los planes de extender el tendido eléctrico hacia España por 25 años, lo que ha evitado que Electricite de France, la mayor de Europa en su género, y empresas eléctricas españolas como Endesa S.A. manejen las fluctuaciones en la demanda de energía y ha aumentado el riesgo de apagones.
La resistencia en poblaciones como Montferrer, con su iglesia del siglo XII y unos 20 habitantes en el centro de la localidad, está obstaculizando la campaña de la Unión Europea para crear un mercado eléctrico unificado de 220,000 millones de euros (US$ 324,000 millones), lo cual ha generado preocupación en los más altos niveles de las naciones que dirigen el Viejo Continente.
El presidente Sarkozy y su par español José Luis Rodríguez Zapatero han dicho que quieren avanzar en este proyecto en una reunión en París.
El plan es "especialmente necesario para formar un mercado energético europeo", señaló David Martinon, vocero de Sarkozy, en una declaración enviada por correo electrónico.
El ex comisario de competencia de la Unión Europea, Mario Monti, quien está coordinando el proyecto, dará a los líderes franceses y españoles un informe sobre el plan, dijo la Comisión Europea en una declaración. Y es que pese a la oposición de la población, el proyecto sigue viento en popa.
Listos para todo
Si Sarkozy y Zapatero anuncian nuevos planes de instalar cableado aéreo en la región, "no dudaremos en llevar la lucha a las calles", manifestó Jean-Claude Peralba, director de Sydeco THT66, un grupo de unos 120 alcaldes que se oponen a las torres eléctricas.
El grupo de cabildeo Non a la THT planea realizar una reunión en Baixas para reforzar la oposición.
Anne Laperrouze, miembro del Parlamento Europeo para el sudoeste de Francia, manifiesta que espera que se llegue a un acuerdo para enterrar los cables, al menos en algunos kilómetros.
"La red se requiere para asegurar el suministro", complementó. "El problema es que cuando uno visita el lugar y ve lo lindo que es, cae en la cuenta de que sería muy malo poner estas torres".
Enterrar los cables podría al menos duplicar el costo de las líneas eléctricas, dice el operador francés Reseau de Transport d’Electricite (RTE), división de Electricite de France.
En el 2003 la UE decidió que cada miembro debía tener conexiones eléctricas internacionales equivalentes a 10 % de la producción. Suecia tiene más del doble de esa proporción, y Francia un poco más. En la Península Ibérica, vinculada a Europa solo a través de su frontera montañosa con Francia, la proporción es de alrededor de 1.5%, dice RTE.

Ojo de Águila
Conciliando
Alan García invitó a los empresarios españoles a invertir en el Perú "pensando en grande" y especialmente en energías renovables, concretamente en las hidroeléctricas. Estas hidroeléctricas generan no solo debate y defensa, sino también conflictos acerca del desarrollo y de la vida misma. Si el agua es vida, los ríos son sus arterias. Por ende, cualquier acción en contra de ellas provocaría un serio problema.
¿Cómo conciliar proyectos de desarrollo energético?
Cuando el Gobierno de Brasil planteó la construcción de la Hidroeléctrica en el río Madera, los movimientos ambientalistas se opusieron. Con el tiempo, esa oposición se concretó en severas exigencias para reducir el impacto ambiental. Es así que en vez de un gran proyecto hidroeléctrico en el río Madera, ahora habrá dos, con menos potencia cada uno, pero reduciendo un eventual daño. Para las autoridades brasileñas, así se logró la conciliación.
En este caso, el consorcio que se adjudicó las obras, recogió las recomendaciones de las autoridades ambientales, configurando un razonable equilibrio entre la preservación ambiental y la necesidad de aumentar la producción de energía. No solo se generó un gran debate respecto al impacto ambiental de las plantas hidroeléctricas, sino también provocó cambios en la mentalidad de ingenieros, grandes empresas de construcción y de cierta forma de la sociedad en su conjunto. El Perú bien podría seguir ese ejemplo.

Rolando Páucar J.
Presidente del Instituto de Investigación para la Energía y el Desarrollo

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